El pasado día 13 de marzo, en nuestra habitual charla sobre fotógrafos clásicos, tuvimos la oportunidad de conocer a Martín Chambi, a través de nuestro socio José María Ballester.
Durante algo más de una hora, José María nos habló de la vida y obra de este hombre hecho a sí mismo de finales del XIX y gran parte del XX.
Nos habló de sus orígenes en una familia indígena y humilde, y cómo tras emigrar a las explotaciones auríferas del río Inambari, se encuentra con el maravilloso mundo de la fotografía, que le marcaría de por vida.
Pero fue realmente en Cuzco, antigua capital del Imperio Inca y en plena efervescencia cultural en 1920, donde apostó por esa pasión artística, creó su estudio y vio crecer su reputación al entrar en contacto con las esferas sociales más influyentes.
Allí retrató a las clases altas, así como a los indígenas quechuas, fotografías que han servido posteriormente a los antropólogos para complementar sus estudios. Fue el primero que supo retratar a su pueblo con una mirada propia.
El interés por la cultura regional llevaría a Chambi a emprender un extenso trabajo documental, que abarcó el registro de la etnografía, los monumentos coloniales y los sitios arqueológicos del sur andino. Además de ser un fotógrafo comercial, Chambi cultivó la fotografía artística convirtiéndose desde entonces en el fotógrafo más emblemático del Perú
Antes de las de Chambi, solo habían aparecido fotos de Machu Picchu en la revista National Geographic, como parte de un artículo publicado por el arqueólogo Hiram Bingham en 1911. Pero el fotógrafo peruano, con sus pesados equipos de láminas de cristal, a lomos de burros y mulas dio comienzo a la verdadera fotografía del coloso inca.
Si la fotografía de placas de vidrio era tan valorada en aquel momento, no era sólo porque permitiera un grado de resolución difícil de igualar, sino también porque las placas de vidrio podían ser retocadas en el estudio para blanquear o eliminar las imperfecciones de los sujetos fotográficos.
La obra de Chambi destaca por su diversidad, porque sus fotos reflejan la esencia, identidad y diversidad cultural del Perú. También es fundamental su legado, dado que su obra es un valioso referente para la investigación científica, artística y cultural.
El terremoto ocurrido en Cuzco en 1950 supuso un descenso muy notable de la actividad cultural de la ciudad, y supuso prácticamente también el fin del trabajo de Chambi, aunque no falta quien le recuerda con su gigantesca cámara alemana, trepando los riscos todavía con agilidad.
Su salud había mermado sensiblemente y su interés por mostrar fotografía había desaparecido; solo el entusiasmo de sus hijos continuaron con su obra. En 1.973 ya casi olvidado, le sobrevino la muerte en su vieja casa Cuzqueña, y fue a partir de dicha fecha cuando empezaron los reconocimientos internacionales.
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